lunes, 28 de febrero de 2011

II Triatlón Santa Cruz por Javier Hdez.

Algo aciago era el panorama que se me presentaba para la II edición del Triatlón de Santa Cruz con una herida en el hombro que no acababa de cicatrizar producto de una reciente caída de bici, molestias en el sóleo y gemelos de la pierna izquierda y los cólicos nefríticos del fin de semana anterior hacían que me presentase con ciertas dudas a esta prueba, pero afortunadamente el día de la verdad me encontraba en condiciones aceptables. Al llegar a boxes el ambiente es fenomenal, la cola de triatletas para entrar al check-in es enorme por lo que no se pudo cumplir con el horario de salida que se demoró un buen  rato, aun así un hurra por la organización porque las dificultades para organizar una prueba de este tipo son tremendas. Esto no hizo sino acrecentar los nervios de los de los ansiosos deportistas que como perros de caza lo que quieren es que les suelten el collar de una vez para salir disparados. El pronosticable retraso hace que los preparativos  los tomemos con más calma, mientras tanto va apareciendo el resto de la escuadra Bestiazul, así que hay tiempo para fotitos, comentarios, estrategias, dudas y risas. Por fin llaman a las chicas, pendientes de Lucía que casi es como una más del equipo, toman la salida y a los pocos minutos hacen lo propio los dos equipos de relevo bestiazules, en chicas el tándem compuesto por Jenny-Nataly-Ana y en masculino Manolo-Berto-Ignacio, lástima que a la hora de escribir estas líneas no he visto publicada la clasificación de relevos en ningún sitio. Toca el turno de la categoría masculina con ese gran tropel de participantes, así que en un momento nos encontramos buscando posición de salida, Carlos, que rápidamente se coloca en primera línea, y David y  yo en lugares algo más retrasados. La desesperación por arrancar de una vez  es tal que por mucho que les piden a los triatletas que se retrasen hasta la línea de salida para que no sigan ganando metros a la organización le resulta imposible sujetarlos, así es que suena el bocinazo antes de que el desbarajuste sea aún mayor. La natación bien para lo poco que he entrenado este año, con algo de prudencia porque me acordaba del primer triatlón de Santa Cruz de hace dos años y lo mucho que me costó la carrera a pie, no quería quedarme vacío dejándome arrastrar por la vorágine del inicio. David estuvo un rato a mi estela pero poco a poco se fue quedando, una pena porque estoy seguro de que hubiese podido marchar sin problema en el grupo de bici en el que iba a pesar de las molestias de última hora que tuvo. La providencia hizo que comenzando la bici me encontrara primero con Lucía  y al momento con ese tremendo corazón Bestiazul llamado Ignacio dándolo todo,  vaya golpe de suerte, no lo pienso un segundo y me pego a su rueda, así estoy casi un par de vueltas aferrado como una garrapata al tiempo que por detrás se nos une un profuso grupo que por momentos nos engulle, en esto aparece una moto de la organización y nos toma los dorsales, dejo a Ignacio porque aquello me dio mala espina y empecé a temerme alguna penalización para los dos, aunque luego no pasó nada. En algún momento me planteo saltar del grupo porque voy bien de piernas y en los giros al ir entre tanta gente se iba muy despacio, pero el recuerdo de los diez kilómetros que me quedan corriendo y no ver a nadie próximo por delante con quien enganchar hace que deseche la idea. Al comenzar la carrera a pie  ya hace algo más de calor, aquí la cosa ya se puso más dura, me marco un ritmo que me propongo no bajar durante toda la carrera, en ocasiones intento subirlo pero se me hace muy cuesta arriba acusando falta de entreno. De todas formas la dosificación del esfuerzo creo que estuvo acertada porque el crédito que me dio la lesión del sóleo que llevo arrastrando hace semanas se agotó a trescientos metros de la llegada haciéndomelo saber con un doloroso pinchazo que casi me deja cojeando, aguante lo que quedaba y por fin la meta, objetivo cumplido. Felicidades a todo ese magnifico y fotogénico Bestiazul Triatlón, a los ánimos a pie de pista de Flora, Sandra, Diana,… a Johnny por las magníficas fotos  y un recuerdo para los que no estaban o pudieron participar, léase la bestia José Álvaro, la bestia Patri, la bestia Rapa y la bestia Adela que casi se hace sangre de morderse por la rabia contenida, tranquilos, ya les llegará la hora de la venganza Bestiazul.

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