miércoles, 8 de febrero de 2012

ENDUROMAN 2012

SÁBADO

Después de recoger los dorsales, nos fuimos de ruta turística por Lanzarote: de Sur a Norte y vuelta al Sur.
Comimos en Haría a 11 grados. Allí el camarero nos adelantaba el parte meteorológico del día de la prueba: rachas de viento de hasta 100 km y olas de hasta 5 m (como en casita)

Cuando llegamos a Playa Blanca los participantes del Doble Enduroman ya estaban sobre ruedas. Nos sorprendió que la media de edad rondaba los cincuenta años (increíble). Más nos sorprendió enterarnos de que habían suspendido el segmento de natación por el temporal y que la organización la había sustituido por 21 km de carrera a pie (pobres piernas)
Tendríamos que esperar a la mañana siguiente para saber si nosotros correríamos la misma suerte

DOMINGO

Después de un desayuno “pro” y de  preparar todo, fuimos a la zona de boxes.
Cruzando la calle nos encontramos con Víctor que bajaba en la bici a velocidad “sprint” (sin palabras). Los participantes del doble estaban ya en el tercer segmento, después de haber pasado toda la noche congelados sobre la bici.
Nuestro Olímpico en comparación parecía un paseito…

Bueno, para no ser “enrredeitar”, les adelantamos que al final nadamos; así que…vamos pa la playa oh oh oh

Armados con nuestros neoprenos, gorros, gafas, garmines, nos unimos a otros 200 triatletas en la salida, expectantes…Por megafonía nos anuncian que el recorrido se acorta por el oleaje. Al final nadamos de 900 a 1000 metros. Había que estar allí y ver esas olas!
Cuenta atrás, pistoletazo de salida y todos al agua; empujones, patadas, codazos ( lo de siempre). Pero nos vamos haciendo hueco y conseguimos completar la primera vuelta.
Uy! ¿Quién me ha dado una palmadita? Adeleitor! (menos mal, pensé que algún triatleta quería proponerme algo indecoroso y yo con este gorro verde y estos tapones, je je) Ufffffff, ¿me ha alcanzado?, agüita con el Total Inmersion… Aprieto los dientes, me trago mi orgullo, ya que agua de mar he tragado por un tubo, y al agua de nuevo. Ahora pongo en marcha mi Total Inmersion, o mejor, mi Total Inmersión Profunda. Después de tragarme media playa me planteo hasta abandonar, pero saco fuerzas y consigo llegar a la playa. Paso por las duchas, y me voy quitando el gorro, gafas y los tapones, y trato de bajar la cremallera del neopreno. Luego me pego un hostión en la alfombra, corriendo a coger la bici, pero no pasa nada, soy un BESTIA y no siento ni padezco.

Pues a mi me revolcó una ola (y la muy se llevó mi Garmin) Bueno, corramos un tupido velo…La verdad que sí que funciona esto del total Inmersion, ni me mareé.
En la bici me sentí genial. Habían ráfagas fuertes de viento y el recorrido no era llano para nada; en nuestro medio!

Lo que me daba miedo era la carrera a pie, pero no acabé mal y aguanté un ritmo para mi desconocido (olé!). Llegué a meta con Gregorio Cáceres (casi nada). Allí estaba César animando. Llevaba 2 semanas sin entrenar, medio lesionado y varios minutos esperando por mí (el chico tiene condiciones)

Eyyyy esta chica va muy rápido, volvamos al tramo de la bici:

Me levantó del batacazo que me pego al salir del agua (normal, estaba mareado como un trompo y casi vomito el desayuno, ¡jodias olas!., Me dirijo a la zona de bicis, de repente me cruzo con Adeleitor que vuelve a la playa y me dice: “he perdido el Garmin”,  “¡ay mi cabeza !. Damos la vuelta e intentamos deshacer parte del camino recorrido a la playa por si lo vemos.

Tarea imposible, los triatletlas que se cruzan con nosotros y el público nos mira con caras raras. Dirían :¿ y estos que hacen?, si es para el otro lado.
Vuelta a las bicis.

Empiezo mi transición y según me voy poniendo mis calcetines, veo pasar a Adeleitor como un tiro, me quedo perplejo y observo como ya está montando en la bici y empieza a dar pedales. ¿ y yo aún ajustándome los tenis?, me digo: “César menudo triatletla “pro” está hecho”.

Salgo de la transición, empiezo a dar pedales como un loco y a subir el pegue inicial hasta salir a la primera rotonda. No veo a Adeleitor. ¡chacho, como le manda al pedal esta chica!. Tienen que pasar unos 4 km hasta que la diviso en el horizonte. Aprieto los cuádriceps, me mando una pelota de gofio con miel que me había preparado ella días atrás con un buen tanganazo de agua e Isostar y casi en el km 5 le doy alcance.
.

Me adelanto unos metros y aprovechando que era una recta y no veía a jueces por la zona, le sugiero que se ponga a rueda y aproveche. Imposible, aquí no vale el Total Inmersion, aquí es el Total Pedal, y….. me escapo.

Llegando a la siguiente rotonda, ya en Yaiza unos 12 km aprox, no hay nadie de la organización cerca y en una salida que no era, me meto y me equivoco. Tiro por la salida Arrecife/aeropuerto. Normal, iba como una avión.

De repente no veo a ningún ciclista y me mosqueo. Miro atrás y veo a un guardia civil que me hace señas como un loco diciéndome que me pare y de la vuelta. ¡No se me pasa otra cosa por la cabeza que pensar me acaba de enchufar una multa por exceso de velocidad, ¿ y si me hace el test de alcoholemia y doy positivo por las pelotas de gofio?.

Pico los frenos a tope y doy la vuelta. De repente siento que el manillar se me tuerce por lo agresivo de la maniobra. ¡Horror!, la bici ahora es ingobernable. El manillar hacia la izquierda y la rueda hacia la derecha.

Veo a Adeleitor que viene hacia mi. También se ha equivocado de salida. Intento hacerle señales para que pare y salga por la siguiente. Lo consigue hacer y pasa detrás de mi.

Empiezo a mandarle de nuevo, ahora aprovechando el viento a favor que sopla como un condenado a nuestras espaldas, pero, me lo temía, tengo que frenar de nuevo, echar cala a tierra y volver a enderezar el manillar. Mi primera parada técnica (la anterior fue parada pardillo).

Con plato grande y piñón enano salgo de cero otra vez a dar pedales (fuerte “pro “estoy hecho), me alcanza Adeleitor y me grita: “No me esperes que me descalifican”. No me dio tiempo a preguntarle si tenía por ahí una llave Allen para apretar los puñeteros tornillos de la potencia. ¡Como para andar esperando yo a nadie estaba!.Bueno pues así hasta otras dos veces más, parar y retomar la carrera. Dichoso manillar. Pardillo de mi que olvidé apretar los tornillitos del carajo el día anterior al montar la bici.

Por fin descubro una manera de enderezar el manillar sin bajarme de la bici: Doy golpes en seco al manillar de izquierda a derecha y aflojo la marcha. No hay otra manera de perder menos tiempo. ¡Que remedio!.

Vislumbro por fin La zona de transición a la carrera, me hecho mi último gel y pelota de gofio aderezado con un buen tragazo de agua calentorra y venga a correr.

Primer kilómetro, 4´35´´. Pienso, “no voy mal teniendo en cuenta el poco entreno y la lesión”. Siguen pasando los kilómetros y me voy cruzando con Adeleitor que nuevamente me sorprende al verla tan cerca.

Concluimos las tres vueltas de 3333 metros y casi ni me lo creo, en este segmento no ha pasado nada. ¡Ya era hora!

Al final cruzo la cinta de meta 2h 28 m 54 s.  Allí hay una montaña de fotógrafos y público haciendo fotos y aplaudiendo. ¡Ñosssss!, siento que acabo de completar mi primera hazaña oficial!

Me dan una medalla y una Fanta sabor fresa o algo parecido y me la liquido como si nada, Voy a esperar a Adeleitor que seguro no anda muy lejos.

El speaker empieza a dar voces y gritar, suena por los altavoces el “We are the chapions” y de nuevo alucino, llega Adeleitor con un tiempazo de 2h 34m y le pregunto a un juez que estaba a mi lado: ¿Quién es ese que cruza la meta?. Es Gregorio Cáceres. Acaba de finalizar el doble Enduroman con un tiempo de 24h 34 m. ¡¡¡¡Awita!!!

Enhorabuena Adeleitor, me dejas una vez más alucinado.

Ahora toca comer algo, descansar un poco y desmontar bicis para ir al aeropuerto camino a casa para el sábado siguiente disputar el Olímpico de Sta. Cruz.

¡Esperemos que esta vez disfrutemos tanto como en Lanzarote!, pero con menos incidencias.

Abrazos de dos BESTIAS

César y Adeleitor.



4 Stage Off Road MTB La Santa, Lanzarote





Crónica de Lucía.

Mucho nombre, pero más kilómetros. Exactamente 195 kilómetros de MTB en cuatro etapas muy distintas. Al llegar allí, y darme cuenta de lo que había decidido hacer, caí en que probablemente no había pensado conscientemente los pormenores del asunto, y he de admitir que me entró cierto. Sin duda, cuando me apunto a estas cosas lo hago desde la inconsciencia.

1ª Etapa: 30 kilómetros. A pesar de que era una etapa corta y ya conocida, me reservé bastante. La desconfianza ante mi capacidad para terminar el resto de las etapas me hizo adoptar una postura cómoda, y por lo tanto a aumentar el tiempo con respecto al año pasado en 4 minutos...naturalmente, la culpa no podía ser toda mía, y gran parte se la tiré al viento, que se hizo notar en los tres primeros días. Para mi sorpresa hice el primer puesto en M30. En esta etapa todavía éramos 26 chicas.

2ª Etapa: 60 kilómetros. Esta es mi favorita!!! Cuando vas por Lanzarote, miras a tu alrededor y ves esos paisajes insólitos ahí, como en una postal, pero no ves más allá de lo que puedes desde la carretera. Sin embargo este día, consiste en entrar dentro y participar de ese paisaje negro y desértico, mientras ves una fila cansina de bikers resignados a lo lejos, y te preguntas cuándo aparecerá algún vestigio de civilización que ponga fin a ese suplicio, para dar comienzo al siguiente. Estoy hablando de lo que todos llamamos "la pista interminable". Está justo antes de llegar a la mitad de la etapa, después de 7 kilómetros de camino de piedra pómez en subida, en el Parque Nacional de Timanfaya; tiene unos 9 kilómetros, principalmente en subida, y lo único que se ve es piedra negra y volcán, sólo se escucha el viento y en el peor de los casos, la respiración de alguien que te viene atrás, y que temes que sea esa rival a la que no conseguiste ganar el año anterior. Esta vez, conseguí dejarla atrás en esa pista, precisamente, tras 35 emocionantes kilómetros de duelo constante. Después, una carretera interminable con el viento en contra, y luego un rompepiernas muy técnico y muy muy largo. Esta vez escapé de caerme en Timanfaya, pero me caí después. En ese momento empecé a pensar que es realmente difícil no caerse en esta etapa. Sigo primera en M30, y subo al septimo lugar. Ahora somos 13.

3ª Etapa: cronoescalada 25 kilómetros. Al tomar la salida compruebo que mi maneta de cambio no funciona para bajar piñones. Infelizmente para mí, esta cronoescalada no era tan dura. A consecuencia de este fallo mecánico, tuve que ir toda la etapa jugando con los platos. Ni el fuertisimo viento, ni las subidas técnicas, pudieron tanto con mi ánimo con la pista interminable que picaba ligeramente para abajo con el viento de cola. Mientras le daba al molinillo para intentar coger más velocidad, en mi cabeza, el resto de las chicas le restaban minutos al crono con todo el desarrollo metido. El fuerte viendo hizo estragos en una de las partes más altas de la etapa, donde nos las veíamos para continuar encima de la bici. Finalmente, llegué sin mucho cansancio a Las Nieves, pero preocupada por el fallo ténico que tenía que arreglar para la etapa del día siguiente, y un poco cabizbaja al perder unos segundos que me hicieron bajar en la general. Bajo a la octava posición. Sigo primera M30.

4ª Etapa: Bikemratón 80 kilómetros. Tomamos salida sólo 9. Objetivo terminar. La tarde anterior, tras solucionar los problemas mecánicos, no paro de darle vueltas al circuito, intentando dilucidar donde va a aparecer el hombre del mazo, e ideando estrategias mentales para arrastrarme hasta la meta desde ese punto. Para intentar retrasar lo mas posible el encuentro con el temido señor, empiezo desde la calma en un grupito donde rodaba bastante cómoda, y decido mantener ese ritmo hasta que comienza la primera subida, tras atravesar los bancales de arena del jable. En ese momento empiezo a dejar atrás mis compañeros de inicio con un ritmo de subida que iría incrementando de forma sorprendentemente cómoda. Los siguientes kilómetros transcurren por caminos muy técnicos, zonas sin camino y laderas de montañas de picón peligrosamente escurridizas, para llegar finalmente a la pista que asciende durante 7 kilómetros hasta coronar los famosos molinos. En este punto me había quedado sóla, era el kilómetro cuarenta y pico, y el famoso tipo y su arma de destrucción masiva seguía sin aparecer. Tras unas larguísimas y empedradas bajadas de las que te dejan vibrando hasta los huesos, encuentro el segundo avituallamiento. Estaba sin agua y con bastante sed, así que me vino al pelo. Continúo con bastante agilidad ( dentro de mis posibilidades) por el camino que asciende de nuevo a Teguise para bajar otra vez al jable. Cuando llegué arriba y vi abajo Famara, el desierto y La Santa a lo lejos, empecé a pensar que realmente lo había conseguido. Pero no sólo quedaba la bajada por la que subí el día anterior, si no una interminable recta de arenales por que que caminé más que rodé hasta llegar a la pista de la costa. No me puedo explicar de donde saqué las fuerzas para rodar tan fuerte por ese camino después de cuatro días y tantos kilómetros. Llevaba sóla más de dos horas por aquel desierto de volcanes, y al llegar a la meta no había mucha mas gente. El que sí estaba era Kenneth, como simpre con el micrófono en mano, quien sabe desde hace cuantas horas, para anunciar a todos y cada uno de los ciclistas que pasabamos, con cuentagotas, por el arco de meta. Terminamos 9 mujeres, fuí septima, y primera M30.

Y el año que viene, VUELVO!.