miércoles, 8 de febrero de 2012

4 Stage Off Road MTB La Santa, Lanzarote





Crónica de Lucía.

Mucho nombre, pero más kilómetros. Exactamente 195 kilómetros de MTB en cuatro etapas muy distintas. Al llegar allí, y darme cuenta de lo que había decidido hacer, caí en que probablemente no había pensado conscientemente los pormenores del asunto, y he de admitir que me entró cierto. Sin duda, cuando me apunto a estas cosas lo hago desde la inconsciencia.

1ª Etapa: 30 kilómetros. A pesar de que era una etapa corta y ya conocida, me reservé bastante. La desconfianza ante mi capacidad para terminar el resto de las etapas me hizo adoptar una postura cómoda, y por lo tanto a aumentar el tiempo con respecto al año pasado en 4 minutos...naturalmente, la culpa no podía ser toda mía, y gran parte se la tiré al viento, que se hizo notar en los tres primeros días. Para mi sorpresa hice el primer puesto en M30. En esta etapa todavía éramos 26 chicas.

2ª Etapa: 60 kilómetros. Esta es mi favorita!!! Cuando vas por Lanzarote, miras a tu alrededor y ves esos paisajes insólitos ahí, como en una postal, pero no ves más allá de lo que puedes desde la carretera. Sin embargo este día, consiste en entrar dentro y participar de ese paisaje negro y desértico, mientras ves una fila cansina de bikers resignados a lo lejos, y te preguntas cuándo aparecerá algún vestigio de civilización que ponga fin a ese suplicio, para dar comienzo al siguiente. Estoy hablando de lo que todos llamamos "la pista interminable". Está justo antes de llegar a la mitad de la etapa, después de 7 kilómetros de camino de piedra pómez en subida, en el Parque Nacional de Timanfaya; tiene unos 9 kilómetros, principalmente en subida, y lo único que se ve es piedra negra y volcán, sólo se escucha el viento y en el peor de los casos, la respiración de alguien que te viene atrás, y que temes que sea esa rival a la que no conseguiste ganar el año anterior. Esta vez, conseguí dejarla atrás en esa pista, precisamente, tras 35 emocionantes kilómetros de duelo constante. Después, una carretera interminable con el viento en contra, y luego un rompepiernas muy técnico y muy muy largo. Esta vez escapé de caerme en Timanfaya, pero me caí después. En ese momento empecé a pensar que es realmente difícil no caerse en esta etapa. Sigo primera en M30, y subo al septimo lugar. Ahora somos 13.

3ª Etapa: cronoescalada 25 kilómetros. Al tomar la salida compruebo que mi maneta de cambio no funciona para bajar piñones. Infelizmente para mí, esta cronoescalada no era tan dura. A consecuencia de este fallo mecánico, tuve que ir toda la etapa jugando con los platos. Ni el fuertisimo viento, ni las subidas técnicas, pudieron tanto con mi ánimo con la pista interminable que picaba ligeramente para abajo con el viento de cola. Mientras le daba al molinillo para intentar coger más velocidad, en mi cabeza, el resto de las chicas le restaban minutos al crono con todo el desarrollo metido. El fuerte viendo hizo estragos en una de las partes más altas de la etapa, donde nos las veíamos para continuar encima de la bici. Finalmente, llegué sin mucho cansancio a Las Nieves, pero preocupada por el fallo ténico que tenía que arreglar para la etapa del día siguiente, y un poco cabizbaja al perder unos segundos que me hicieron bajar en la general. Bajo a la octava posición. Sigo primera M30.

4ª Etapa: Bikemratón 80 kilómetros. Tomamos salida sólo 9. Objetivo terminar. La tarde anterior, tras solucionar los problemas mecánicos, no paro de darle vueltas al circuito, intentando dilucidar donde va a aparecer el hombre del mazo, e ideando estrategias mentales para arrastrarme hasta la meta desde ese punto. Para intentar retrasar lo mas posible el encuentro con el temido señor, empiezo desde la calma en un grupito donde rodaba bastante cómoda, y decido mantener ese ritmo hasta que comienza la primera subida, tras atravesar los bancales de arena del jable. En ese momento empiezo a dejar atrás mis compañeros de inicio con un ritmo de subida que iría incrementando de forma sorprendentemente cómoda. Los siguientes kilómetros transcurren por caminos muy técnicos, zonas sin camino y laderas de montañas de picón peligrosamente escurridizas, para llegar finalmente a la pista que asciende durante 7 kilómetros hasta coronar los famosos molinos. En este punto me había quedado sóla, era el kilómetro cuarenta y pico, y el famoso tipo y su arma de destrucción masiva seguía sin aparecer. Tras unas larguísimas y empedradas bajadas de las que te dejan vibrando hasta los huesos, encuentro el segundo avituallamiento. Estaba sin agua y con bastante sed, así que me vino al pelo. Continúo con bastante agilidad ( dentro de mis posibilidades) por el camino que asciende de nuevo a Teguise para bajar otra vez al jable. Cuando llegué arriba y vi abajo Famara, el desierto y La Santa a lo lejos, empecé a pensar que realmente lo había conseguido. Pero no sólo quedaba la bajada por la que subí el día anterior, si no una interminable recta de arenales por que que caminé más que rodé hasta llegar a la pista de la costa. No me puedo explicar de donde saqué las fuerzas para rodar tan fuerte por ese camino después de cuatro días y tantos kilómetros. Llevaba sóla más de dos horas por aquel desierto de volcanes, y al llegar a la meta no había mucha mas gente. El que sí estaba era Kenneth, como simpre con el micrófono en mano, quien sabe desde hace cuantas horas, para anunciar a todos y cada uno de los ciclistas que pasabamos, con cuentagotas, por el arco de meta. Terminamos 9 mujeres, fuí septima, y primera M30.

Y el año que viene, VUELVO!.

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