Casi me quedo sin correr, pero gracias a Isidro y a que las previsiones metereológicas no se cumplieron, el domingo, 5 de diciembre, estaba en la Plaza del Cristo diciéndome a mi misma, como de costumbre que qué hacía yo ahí con lo a gustito que se está en la cama...
Allí estábamos los de siempre; primero vi a Jose, también a Víctor, Eugenia, y algunos compañeros del Trivalle, los chicos del Aventri...
Iba a participar en la media, pues al acabar mi primera maratón de montaña, hacía menos de un mes, me juré a mi misma que nunca haria otra sin entrenar.
No sé si el comienzo de la carrera era muy duro o que yo estaba cansada, pero lo cierto es que a los 20 minutos de empezar ya me iba arrastrando. Gracias a los ánimos de los amigos que me encontré por el camino me fui encontrando cada vez mejor...En el último de los avituallamientos, en la Cruz del Carmen, estaban Diana y su hermana, que me dieron el último empujoncito para llegar a meta.
Menos mal que ya sólo quedaba un tramo corto de subida, aunque intenso.
El terreno estaba un poco resbaladizo, y eso unido a lo mal que bajo, me obligó a ir bastante concentrada para no caerme. Y eso me sirvió para que la última media hora pasara volando y... cuando me di cuenta... ya estaba en la meta!
!Qué bien! !Había entrado la segunda!
Luego duchita, un banquete bien merecido y entrega de trofeos a las 6:00 p.m.
Pues al final valió la pena levantarme tempranito...
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